Maurice Blanchot nació el 22 de septiembre de 1907, y murió el 20 de febrero de 2003. Escritor, crítico literario y filósofo, fue cercano a Levinas, Bataille y a Derrida. Copio a continuación un fragmento de su obra De Kafka a Kafka.
De Kafka a Kafka (fragmento) de Maurice Blanchot
Los
principales relatos de Kafka son fragmentos, el conjunto de la obra es
un fragmento. Esta carencia podría explicar la incertidumbre que hace
inestables, sin cambiar su dirección, la forma y el contenido de su
lectura. Pero esta carencia no es accidental. Se halla incorporada en el
sentido mismo que mutila; coincide con la representación de una
ausencia que ni se tolera ni se rechaza. Las páginas que leemos poseen
la plenitud más extrema, anuncian una obra a la que nada falta y, por
otra parte, tocia la obra está dada en esos desarrollos minuciosos que
se interrumpen bruscamente, como si ya no hubiera nada que decir. Nada
les falta, ni siquiera esa carencia que es su objeto: no es ninguna
laguna, es el signo de una imposibilidad que está presente por doquier,
sin que se admita jamás: imposibilidad de la existencia común,
imposibilidad de la soledad, imposibilidad de atenerse a estas
imposibilidades.
Lo que hace angustioso nuestro esfuerzo por leer no es la coexistencia
de interpretaciones diferentes; es, para cada tema, la posibilidad
misteriosa de aparecer ora con un sentido negativo, ora con uno
positivo. Este mundo es un mundo de esperanza y un mundo condenado, un
universo cerrado para siempre y un universo infinito, el de la
injusticia y el de la culpa. Lo que él mismo dice del conocimiento
religioso: «El conocimiento es a la vez grado que conduce a la vida
eterna y obstáculo puesto ante esa vida», debe decirse de su obra: todo
en ella es obstáculo, pero todo en ella también puede ser grado. Pocos
textos son más sombríos y, sin embargo, incluso aquellos cuyo desenlace
deja sin esperanza quedan prontos a invertirse para expresar una
posibilidad última, un triunfo ignorado, el brillo de una pretensión
inalcanzable. A fuerza de ahondar lo negativo, Kafka le concede una
oportunidad de ser positivo, sólo una oportunidad, una oportunidad que
nunca llega a realizarse por entero y a través de la cual no deja de
traslucirse su opuesto.
Toda la obra de Kafka está en pos de una afirmación que quisiera
conquistar mediante la negación, afirmación que, desde que se perfila,
se sustrae, parece mentira y así se excluye de la afirmación, haciendo
de nuevo posible la afirmación.
sábado, 20 de febrero de 2016
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